Un lugar vacío y en desorden

lunes, octubre 30, 2006

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El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre, ni tampoco a lo que no es el hombre. Y sin embargo, puede soportar el peso inexorable de lo que no existe.

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Basta que yo desee una cosa, para que suceda la contraria... ¿Quiero suprimirme? Pues la perra suerte lo arreglará de modo que siga viviendo.”
Pero el procedimiento lógico que tan buenos resultados le diera en su vida, el sistema aquel de imaginar el reverso del deseo para que el deseo se realizase, le inspiró estos pensamientos: “Me figuraré que voy a errar el jeringado tiro, y como me lo imagine bien, con obstinación sostenida de la mente, el tirito saldrá... ¡Siempre la contraria! con que a ello... Me imagino que no voy a quedar muerto, y que me llevarán a mi casa... ¡Jesús! Otra vez Pura y Milagros, y mi hija, con sus salidas de pie y de banco, y aquella miseria, aquel pordioseo constante... Y de vuelta a pretender, a importunar a los amigos... Como si lo viera: este cochino revólver no sirve para nada. ¿Me engañó aquel armero indecente de la calle Alcalá?... Probémoslo, a ver..., pero de hecho me quedo vivo... sólo que... por lo que pueda suceder, me encomiendo a Dios y a San Luisito Cadalso, mi adorado santín...y... Nada, nada, este chisme no vale... ¿Apostamos a que falla el tiro? ¡Ay! Antipáticas Miaus, ¡Cómo os vais a reír de mi!... Ahora, ahora... ¿A que no sale?
Retumbó el disparo en la soledad de aquel abandonado y tenebroso lugar; Villamil, dando terrible salto, hincó la cabeza en la movediza tierra y rodó seco hacia el abismo, sin que el conocimiento le durase más que el tiempo necesario para poder decir:
“Pues... sí...”.
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lunes, octubre 23, 2006

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Todo, hasta el mismo silencio tiene algo que callar. Pero todo, hasta lo inexpresable, acabará por decirlo.